La marca de nacimiento de La Voz

El nacimiento del diario más vendido de Córdoba tiene una particular historia muy poco conocida, que unas alumnas de la Escuela de Ciencias de la Información de la UNC, Eugenia Grillo y Romina Martoglio, rescataron en su trabajo final de grado hace un par de años.
Se sabe, La Voz del Interior salió a la calle por primera vez en marzo de 1904, y generalmente se apunta a Silvestre Rafael Remonda como su fundador. Sin embargo, su ideólogo intelectual y primer director periodístico fue Juan Nasu Prado, quien deseaba “crear un diario progresista y libre de compromisos que sacuda la modorra provinciana”. Para ello, se asoció a Remonda, y juntos fundaron el periódico. Remonda era un activo empresario rosarino, cuyos negocios incluían una empresa cervecera, fábricas de cemento pórtland y de papel, molinos harineros y excavaciones petroleras en la Patagonia. Su participación en el diario era fundamental para Nasu Prado desde el punto de vista económico, no sólo como financista sino también por sus contactos comerciales, los cuales le aseguraban al nuevo medio la pauta publicitaria tan necesaria para su sustento.
Hacia 1912, Remonda le compró todos los derechos del periódico a Nasu Prado, y al poco tiempo dejó de reconocerlo públicamente como miembro fundador de La Voz, la cual consignaba entre sus páginas a Remonda como único precursor. Ante este acto de negación, la amistad entre ambos quedó destruida. De ello da prueba una carta que Nasu Prado le escribió a Remonda en 1914, en la cual se revelan algunos detalles de la actuación de uno y otro a lo largo de la relación que mantuvieron. He aquí algunos fragmentos de aquella misiva:
“( …) me entero que la persona que socavó mis derechos con una traición, y que es la misma persona que mientras estuvo en la cárcel por un delito común, le pasé en circunstancias bien difíciles (…) un sueldo, poniendo más tarde toda mi influencia para que saliera libre y salvo; ese no ha tenido la gentileza ni el honor de nombrarme como fundador y como la persona que con una energía y gran lucha le dio justa nombradía y fama (…). Tengo el derecho de protestar ante ti de las injusticias cometidas para quien fue tu amigo de corazón, fiel y consecuente, injusticia y acción que no la comete nadie que no tenga su conciencia subvertida por la muletería, por un odio gratuito hacia quien fue su jefe y protector, maldad que no se mama en buena cuna.
Deseándote crecientes prosperidades y que nunca nadie te pague favores y sacrificios en la forma en que se procede conmigo, te envío un abrazo de quien en todo momento no dejó de ser noble, honrado y buen amigo”.
La carta está firmada de puño y letra por Nasu Prado y termina con una nota que dice: “mis más distinguidos afectos y respetos para tu familia”. A pesar de todo, Remonda continuó figurando en el diario como único fundador en lo sucesivo, y la historia y obra de Nasu Prado se perdió entre las páginas de aquellos primeros ejemplares del popular matutino cordobés.
Tal es la marca de nacimiento de La Voz. Y vendrían muchas marcas más a lo largo de su vida. Algunas de ellas elogiables. Otras, todo lo contrario.

El mapa de medios (última versión)

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¿A qué llamamos comunicación?

"Si se piensa a la comunicación como un conjunto de intercambios a partir de los cuales se van porcesando identidades, normas, valores, se van articulando intereses, se van acumulando y legalizando saberes y poderes, es inevitable reconocerla como un terreno privilegiado para la construcción de sentidos del orden social. Es decir, como un terreno a partir del cual diferentes actores propondrán sus propios sentidos de ese orden, que competirán entre sí para convertirse en hegemónicos".

María Cristina Mata
Investigadora en comunicación.
Ex directora de la Escuela de Ciencias de la Información (UNC)